Construyendo barreras o Al protegerme me lastimo
¿Cuántas veces no vamos construyendo barreras, paredes y muros enormes por todos los miedos que tenemos? Barreras que tenemos para de alguna manera protegernos, para evitar que nos lastimen. Pero finalmente muchas veces resulta todo lo contrario, y terminamos lastimándonos más por tener estas barreras que con la idea de protegernos, también evitan la entrada de personas que nos quieran dar amor y entonces perdemos esa oportunidad de poder experimentar una relación y finalmente de aprender y crecer con eso.
Es irónico cómo con la idea de no salir lastimados, podemos lastimarnos aún más. Nunca olvidaré lo que alguien me dijo un día “¿no crees que te lastimas más al tener esas barreras que impiden que personas que te queremos podamos entrar?”. Ahí me cayó el veinte del daño que yo solita me estaba haciendo en este afán de protegerme. Es normal sentir miedo y no querer que nos lastimen y por lo tanto buscar evitar el dolor, pero finalmente creo que el dolor es algo inevitable en la vida, y que no podemos protegernos siempre de sentirlo, pues además también es algo que nos ayuda a fortalecernos y del cual podemos aprender. El dolor existe, y es necesario sentirlo, pero el sufrimiento ya es algo opcional, pues nosotros podemos decidir si sufrimos y nos establecemos en el drama eterno, o si mejor experimentamos el dolor pero aprendemos de él y salimos adelante fortalecidos.
Algo común que nos puede pasar es que al tener miedo de estar con alguien que nos pueda querer, podemos abrirnos al principio y salir un tiempo, para después entrar en pánico ante la posibilidad de ir un paso más allá, de tener un compromiso, de que sea algo más formal. Esto puede llevar entonces a que nuestras barreras, empiecen a ser enormes, creciendo cada día más; no dejando que nadie las pueda derribar, y que al contrario se vayan fortaleciendo más y que por más que la otra persona haga lo que haga no tenga manera de atravesarlas o derribarlas.
Pero claramente todos tenemos un límite, a todos se nos acaba la paciencia después de un rato de no ver resultado de nuestros esfuerzos e intentos. Miles de veces he visto cómo se les agota la paciencia después de intentar todo y ver que la barrera sigue estando siempre muy presente. Alguien una vez me dijo “Eres muy difícil, por más que traté de mil formas y mil veces de entrar a tu vida, tú nunca me dejaste”. Y es cierto, lo único que hacen estas barreras es alejar a las personas.
Pero un paso importante es el darnos cuenta de la existencia de dichas barreras y cuestionarnos por qué están presentes. ¿Qué me llevo a tener tanto miedo? ¿Qué me causa tanta inseguridad frente al otro? ¿Por qué no puedo dejar que las cosas fluyan? ¿Por qué vivo en constante miedo? ¿Qué tiene que pasar para que la barrera se desvanezca? ¿Por qué solita me saboteo?
Es increíble el hecho de que el ser humano tiene una habilidad innata para sabotear sus posibilidades de ser feliz y muchas veces nosotras podemos ser expertas en eso. Nuestras barreras que son por el miedo a ser lastimadas, finalmente pueden habernos lastimado mucho más que si nos diéramos la oportunidad de estar con alguien aunque nos terminara lastimando, porque no nos permite experimentar y aprender, solo nos limitan y terminan alejando a las personas, muchas veces personas que de verdad querían estar con nosotras.
Está en nuestras manos no dejar que nuestros miedos y barreras saboteen nuestra felicidad. Finalmente la felicidad es una cuestión de actitud y de decisión propia y es algo que depende únicamente de nosotros y de nadie más. Somos felices porque queremos, no porque alguien más nos haga felices. Pero en nuestro caso muchas veces no somos del todo felices, porque vivimos con miedo de sentir. Pero sentir es parte de la vida, es parte de lo que nos hace humanos y de lo que nos enriquece. Y el bloquear esta parte, solo puede llevarnos a ser más frías y duras, cosa que realmente no queremos. Debemos aprender a sentir y dejarnos vivir las sensaciones y emociones tanto agradables como desagradables, pues todo nos ayuda a crecer.
Sección: Heart to heart
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