Típico que... los que vienen de paso
Por nuestra vida pasarán miles de personas, algunas se quedarán y otras solo vendrán de paso. Todas estas personas se quedan en nuestra vida el tiempo justo y necesario, pues todas vienen a enseñarnos algo y una vez que lo hayamos aprendido generalmente se van.
Es duro ver que personas que se vuelven importantes en nuestra vida, de pronto ya no pueden estar- pero ese dolor y ese aprendizaje no es más que parte de la vida misma. Y es que la mayoría de lo que tenemos que ir aprendiendo, se presenta en forma de persona, y cada aprendizaje va sucediendo en distinto momento y en distintas etapas de nuestra vida- por eso el ir y venir de la gente.
Hay quienes nos acompañarán en todo el camino, dosificando quizá los aprendizajes que nos van a ir brindando, y hay quienes vendrán como una estrella fugaz- llegan con su enseñanza y así como llegaron se van.
Recientemente acabo de darme cuenta de esto, un poco a madrazos- porque la verdad fue doloroso, pero también enriquecedor- ya que una vez que lo entiendes y lo aceptas todo se vuelve más fácil y aprendes también a no aferrarte tanto a nadie ni a nada- porque al final nada es para siempre.
Conocí a una persona increíble, de esas que dejan marca por donde pasan, que llegan a cambiarte la vida y que desearías que te acompañaran para siempre. Tristemente desde que llegó a mi vida, supe que sería temporal, pues las circunstancias no permitían algo permanente. El primer aprendizaje fue entonces el de ir disfrutando día a día lo que fuera durando el viaje- pues no sabíamos a ciencia cierta cuándo iba a terminar. Cuando la despedida llego- pude hacer entonces el análisis de el porqué y el para qué esta persona había llegado a mi vida- y así poder rescatar los aprendizajes.
Soy de la idea de que todo pasa por y para algo y la llegada de alguien a tu vida también siempre tendrá sus motivos. Y el corto viaje con esta persona no fue la excepción. Llego a mi vida en un momento crítico, lleno de decisiones importantes y de cambios hacia el futuro- y para esto necesitaba conocerme mejor y fortalecerme- y justo vino a ayudarme con esto.
De verdad que la vida no se equivoca, y nos coloca a las personas que necesitamos en los momentos precisos. El poderme ver a través de sus ojos, el romper con ideas que venia cargando, el dejar un poco de lado el tan “deber ser” que me caracteriza y el bajar mis barreras- me ayudó sin duda a conocerme mejor, a darme cuenta que no pasa nada si nos dejamos sentir, a atreverme a enfrentar mis miedos y todo esto en conjunto sin duda me ha dado una nueva perspectiva en la vida y la fuerza para enfrentarme a lo que sigue en mi vida.
Claro que duele que alguien que te ayudó tanto, te enseñó tanto y te dejó tanto, de pronto ya no esté- pero debemos aprender a no aferrarnos y a dejar ir- a fluir con lo que la vida nos vaya trayendo y a estar siempre con los brazos abiertos a lo que nos pueda traer y a lo que nos vaya a enseñar.
Gracias a esas personas que vienen de paso, por sus enseñanzas. Sin duda no importa cuánto dure el viaje, sino el poder disfrutar del camino y de todo lo que podamos ir aprendiendo en el.
