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Como en los cuentos

Lo que se nos enseña desde chiquitas, tanto en casa como en la sociedad en general se basa en los típicos estereotipos de las princesas de cuento que viven un final feliz. Esto nos lleva a generarnos ciertas expectativas, a creernos princesas, y a vivir buscando a un príncipe que nos ayude a tener ese final feliz que tanto hemos oído en los cuentos y visto en las películas, y que ya se nos metió en la cabeza como objetivo de vida.



Creemos que si no alcanzamos este objetivo, ya fracasamos en la vida. Y qué equivocadas estamos al pensar así. Tenemos que abrir los ojos. Ni somos princesas (o bueno sí, pero no tan literal como creemos, de tener corona, ser hijas de reyes y ser las herederas al trono del reino), ni vamos a conocer un príncipe (a menos que logres ligarte al Príncipe Harry, que la verdad lo veo difícil), ni vamos a tener un final feliz (o sí, pero no tan literal como en los cuentos de “y vivieron felices para siempre”, porque en la vida real hay muchas subidas y muchas bajadas, la vida da muchas vueltas, y hay dolor y sufrimiento, y la felicidad no es algo que pueda ser constante todo el tiempo). El caso, es que, tenemos que bajarle a nuestra expectativa, y crearnos una nueva, una más realista y más aterrizada a cómo en realidad son las cosas.




Está padre de repente creernos princesas, y soñar con el príncipe azul. Y como la princesa siempre tiene ayuda de alguien, generalmente de su hada madrina, podemos pensar que nuestra mejor amiga, esa que siempre está presente y nos apoya en todo, es nuestra hada madrina. Pero que esta idea de cuento, no se vuelva algo permanente en nuestra mente, porque no es algo real y porque si nos aferramos a tratar de alcanzar algo imposible, nunca lo vamos a lograr y vamos a vivir frustradas y decepcionadas.



Está difícil tratar de cambiar y borrar algo que se fue introduciendo en nuestra cabecita desde chiquitas, cuando nos sentaban a ver La Cenicienta o La Bella Durmiente. Pero quisiera pensar que ahora tenemos la capacidad, la madurez y la claridad de darnos cuenta que esas historias solo existen en los cuentos y en las películas, que la vida real es un poquito diferente. Claro que hay cosas que se asemejan, pero no podemos tomarnos todo tan literal.



Las películas y no solo las de Disney, sino en realidad todas, son ficción, nos presentan cosas irreales e historias de fantasía. No todo pasa como en las películas, ni tan bonito ni tan terrible. De que nos podemos identificar, sí; que nos gustaría que así fueran las cosas, también. Esa es la idea, por eso es que el cine y los libros tienen tanto éxito, porque nos hacen imaginar cosas, querer cosas, creer cosas. Y hacerlo por un momento no tiene nada de malo, soñar no cuesta nada.



Pero no podemos empezar a creer que somos un personaje más del cuento o de la película, por más maravilloso que esto pueda sonar. Mejor decidamos nosotras escribir nuestro propio cuento, nuestro propio guión de película, donde nosotras seamos las protagonistas y nuestra vida, la historia. Nosotras tenemos el poder de lograr lo que queramos y lo que nos propongamos. No necesitamos ser princesas ni casarnos con un príncipe para tener nuestro final feliz. Éste depende solo de nosotras. Finalmente la felicidad es cuestión de actitud y de tomar la decisión todos los días de ser felices. Convirtamos nuestra vida en digna de cuento o de película; pero que sea nuestra historia, nuestras experiencias; no la de nadie más ni basada en expectativas irreales.




sección: heart to heart



créditos de imágenes:

-radiocontempo.wordpress.com

-solosonrie2.blogspot.com

-deprincesasycuentos.wordpress.com

-menteclara.es

-luislozano.org



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