Consumir Para Igualar
Que el tratar de conseguir la igualdad de género, no nos haga caer en conductas de riesgo o en ser la borracha de las fiestas.
Salir a tomar drinks con las amigas es de lo más normal en esta época. Que te traten de ligar en el antro ofreciéndote un drink, también lo es. Pero ¿qué tanto las mujeres consumimos alcohol para no quedarnos atrás frente a los hombres? ¿Qué tan común es oír frases como “yo ya me tomé el shot, te toca”, o “no seas fresa, vas”?; frases que nos presionan a quizá tomar más de la cuenta, porque ya está en nosotros esa espinita de luchar por la igualdad de género.
El género condiciona de manera importante la salud de hombres y mujeres y su relación con las drogas. En los últimos años el consumo de drogas, tabaco y alcohol entre mujeres ha incrementado de manera considerable, equiparándose casi con el de los hombres, sobre todo en el periodo de la adolescencia y adultez joven. Esto principalmente debido a que las mujeres al tratar de buscar la igualdad con el hombre, imitamos algunos comportamientos que antes eran exclusivos del rol masculino, lo que nos puede llevar a aumentar los niveles de consumo de alcohol y tabaco principalmente.
El modelo tradicional de consumo de drogas que estuvo vigente en nuestra sociedad hasta comienzos de los años setenta, se caracterizaba porque el uso de alcohol y tabaco, se limitaba fundamentalmente a la población masculina adulta. El consumo de éstos por parte de las mujeres, se consideraba como algo impropio e inadecuado.
Claramente esto ha cambiado, sobre todo por esta lucha en torno a la igualdad de género. Pero esto no es nuevo, ya que desde comienzos del siglo XX, las mujeres empezaron a fumar como un símbolo de la libertad femenina y esto se refleja en que actualmente estos consumos han superado al de los hombres en la población entre 14 y 18 años. Y en cuanto al alcohol, según el último informe de la Organización Panamericana de Salud, el porcentaje de hombres que consume al menos 4 o 5 bebidas alcohólicas al mes pasó del 17.9% al 29.4% entre 2005 y 2010, y aumentó del 4.6 al 13% entre las mujeres en el mismo periodo.
Ricardo Bravo de Medina, Psicólogo de Medicina Psico-Órganica nos dice que la mujer joven no consume alcohol como un símbolo de su independencia sino que se trata más bien de una cuestión de accesibilidad, de inmediatez y de aprendizaje social, algo así como por tratar de imitar o igualar a los hombres.
En base a este importante incremento en el consumo de alcohol en las mujeres, tenemos que tomar en cuenta que nosotras metabolizamos el alcohol de diferente manera, pues tenemos menos enzimas metabolizantes del alcohol, más tejido graso y menos sangre y agua, lo que provoca que, ingiriendo la misma cantidad de alcohol que los hombres, la concentración de alcohol en la sangre sea mayor. Por eso es que es peligroso aceptar tomarnos la misma cantidad de shots o drinks que un hombre, porque aunque no nos queramos quedar atrás, los efectos son mucho más fuertes en nosotras, lo que nos pone en riesgo. Además de que socialmente aunque no es tan mal visto ver a un hombre borracho, sí lo es ver a una mujer.
Beber, consumir ciertas sustancias y comportarse de cierto modo son actividades que han servido para que las mujeres podamos empezar a ocupar cada vez más espacios. Pero esto hace que estemos más estigmatizadas, porque nos estamos desviando del modelo típico de la mujer que solo se dedica a estar en su casa y cuidar a sus hijos. Como generalmente los contextos de ocio se caracterizan por una masculinización del ambiente las mujeres tenemos menos poder y somos más vulnerables; por eso es típico que en los antros o bares la manera en la que los hombres tienen algún acercamiento con las mujeres es a través de invitarnos una copa.
No debemos negar que como mujeres tenemos todo el derecho de consumir alcohol, pero es importante que entonces tomemos en cuenta que no podemos hacerlo en los mismos niveles que los hombres, porque más que mostrar igualdad frente a ellos, vamos a mostrar que por naturaleza y por cuestiones del organismo, no lo toleramos de la misma manera.
Busquemos formas diferentes, menos riesgosas y menos perjudiciales para la salud de encontrar igualdad entre géneros.
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