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Expectativas = Decepciones

Tendemos a ser soñadores, a siempre querer más, a ilusionarnos y por supuesto a crearnos expectativas. Las cosas no han ni pasado y nosotros ya nos hicimos mil ideas en la cabeza y ya la lista de expectativas es enorme. Nuestra mente por naturaleza tiende a esperar que algo que deseamos se cumpla, de modo inconsciente estamos esperando que aquello en lo que tenemos todas nuestras esperanzas puestas se llegue a cumplir y tristemente esto no siempre sucede y es cuando nos llega la decepción. Pero es que no hay camino más sencillo hacia la frustración y la decepción que el de generarnos expectativas.



Las expectativas son estas creencias, ilusiones, deseos y valores que cada uno de nosotros va generando en función de factores como las experiencias que vivimos, nuestra personalidad, nuestra educación, la manera en la que nos relacionamos; es lo que esperamos de algo o de alguien. Pero son solo eso, expectativas, ilusiones, ideas, que nos generamos en la cabeza de lo que quisiéramos que sucediera, construcciones de sucesos futuros.



Pero de lo que andamos pensando, a lo que realmente sucede, generalmente hay un abismo de por medio; abismo que hace que nos desilusionemos profundamente y entremos en conflicto. Nos cuesta muchísimo trabajo asumir que si algo o alguien nos decepcionó fue por nuestra culpa, por esta expectativa que nos generamos y que es nuestra responsabilidad y de nadie más. por habernos puesto a esperar ciertas cosas, por haber proyectado nuestros deseos en el otro; pues la otra persona o situación está en todo su derecho de no corresponder a lo que esperábamos de ella. Bien dicen que si no queremos decepcionarnos mejor no generemos expectativas y nos dejemos sorprender.



Tal vez si nos detenemos más a vivir en el aquí y ahora podremos aumentar nuestro bienestar personal y social, al no estar pensando en las infinitas posibilidades que nos puede o no traer el futuro, que siempre es tan incierto. La vida se encarga de muchas veces enseñarnos a modo de madrazos que las cosas suceden como tienen que suceder y no como nosotros quisiéramos así que mejor ya aprendamos a no andar esperando nada.



Aprendamos a no generar expectativas respecto a nada, a nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestras relaciones, nuestros hijos (no han ni nacido y ya los imaginamos exitosos, casados, con hijos…) para así no andar sufriendo. De verdad que si dejáramos de pensar tanto en el futuro y nos concentráramos en vivir la vida día a día, la pasaríamos mejor, disfrutaríamos más el momento y la vida, nos divertiríamos más.



Mejor digámosle adiós a decepciones como éstas:


“Si hubiera dejado de esperar que él fuera tal o cual, o hiciera tal o cual cosa, seguro que las cosas hubieran fluido más y la relación hubiera sido más divertida y duradera”

“Por ponerle expectativas y planes que no compartíamos y concentrarme más en el futuro, que en darle besos, ya no estamos juntos.”

“Tengo un hueco en el alma por haberme imaginado la boda de mi hijo y los nietos que me daría, pues ahora sé que nunca se va a casar como yo siempre lo soñé”


y dejemos que la vida nos llene de sorpresas.








créditos de imágenes:

-julioespejo.com

-diario.latercera.com

-bucks.blogs.nytimes.com

-alinasantini.com

-mamaslatinas.com

-vidaradio.com

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