Derribando muros. Luchando con amor
Cuando no aprendemos la lección, la vida se encarga de repetirnosla hasta que la aprendemos. Y tal parece que así nos está pasando como humanidad actualmente- no hemos aprendido la lección y por eso las cosas se están repitiendo.
No hemos aprendido que la violencia, la intolerancia, la falta de respeto y el odio no son el camino para lograr las cosas. Que las guerras y las luchas de poder no son el camino. Que pasar por encima de los demás no es el camino. Que crear y levantar muros entre las personas por ser diferentes a nosotros (creencia, nacionalidad, religión, preferencia sexual…) no es el camino.
Hace 27 años se celebró la caída del muro de Berlín. Y hoy, 27 años después, nos seguimos empeñando en levantar muros en lugar de derribarlos. Acabamos de tener un evento histórico en Estados Unidos, que no solo los afecta a ellos como país sino que nos afecta a todos. Hay pánico colectivo por la elección presidencial ganada por Donald Trump.
Pero el miedo no es la respuesta que necesitamos para enfrentar lo sucedido. El problema aquí no es Trump, somos todos. No podemos responsabilizar ni culpar a alguien (Trump) ni a un país (EUA) por lo que está pasando. Trump es finalmente el reflejo de la sociedad en la que vivimos: una sociedad ignorante, violenta, misógina, racista, abusadora. Una sociedad que sigue y vive en un discurso de odio absoluto, de hambre de poder, y de violencia y abuso sin límites. Una sociedad que lleva mucho tiempo viviendo y pensando así, de la que quizá apenas estamos descubriendo esta terrible realidad y abriendo los ojos a ella a través de alguien como Trump de regreso al poder.
Lo preocupante no es Trump, sino todos aquellos que piensan como él. Todos aquellos que no son capaces de ver que es en la diversidad en donde está la verdadera riqueza; que no son capaces de recibir y aceptar a quienes son diferentes, a quienes con su trabajo y esfuerzo diario los ayudan de una forma u otra todos los días.
Pero más que criticar a Trump y a los estadounidenses, más que tener miedo por lo que pueda pasar, necesitamos actuar, necesitamos aprender de lo que está pasando, necesitamos cambiar y mejorar. Necesitamos abrir los ojos a lo que está pasando. Darnos cuenta que EUA es un país como cualquier otro, que no es más ni menos que México por ejemplo, que es susceptible y frágil y que también puede enfrentarse a crisis fuertes, sobre todo por la enorme división, ignorancia y miedo que existe. Así que basta de idealizarlo y que esto nos ayuda a centrarnos más en nuestro país, a fortalecernos y unirnos para crecer, mejorar y salir adelante, que bien que nos hace falta.
Es cierto que todo pasa por algo, y que haya ganado Trump en estos momentos de la vida, tampoco es casualidad. Necesitan pasar cosas en el mundo para que podamos aprender y entender acerca de otras tantas. Tomemos esta elección y la crisis que acaba de desatar, como una oportunidad para trabajar unidos, para luchar por el bien de todos, para amarnos, para hacer el bien. Para entender que todo lo que hagamos o dejemos de hacer importa, y que lo que yo haga desde mi lugarcito claro que afecta y repercute, y que por supuesto que el cambio puede empezar por mí. Basta de responsabilizar y culpabilizar a otros, basta de esperar que el cambio y la solución venga de alguien más. Empecemos por nosotros mismos, por hacer algo en mí y en los que me rodean.
Fomentemos la empatía, el amor, la humildad, la paz, la tolerancia, el respeto. Volvamos a poner de moda los valores. Pues solo con valores podemos acortar el espacio, la distancia y las diferencias entre nosotros. Finalmente todos somos iguales, todos somos uno; que no se nos olvide que todos somos seres humanos. Así que convirtámonos verdaderamente en uno y engrandezcamos los valores y lo que vale la pena, en lugar de alimentar los miedos y las diferencias que solo nos separan y nos frenan. Busquemos la unidad, no la segregación ni la división, necesitamos estar más unidos que nunca.
En lugar de salir huyendo, hay que trabajar más fuerte; en lugar de pelear, hay que hacer la paz con más fuerza; en lugar de luchar contra el odio con más odio, hay que amar con más fuerza
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