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Típico que... No se te resbala

Qué fácil sería la vida, si todo lo malo y negativo que viviéramos o que nos pasara, se nos pudiera resbalar y no nos lastimara. Pero la vida no es tan fácil, o a lo mejor sí lo es, y nosotros la complicamos. El caso es que tristemente muchas veces no es sencillo hacer que lo difícil o lo feo que nos suceda se nos “resbale” como aceite. Típico que le aconsejamos a la gente, “ay nombre amiga, que se te resbale lo que te dijo”, pero a la hora de ponerlo en práctica es complicadísimo.




¿Cómo hacer que no me duela lo que me hacen o dicen los demás? ¿Cómo hacer para no tomar todo tan personal? Somos seres sociales y por ende de alguna u otra manera sí nos afecta y nos importa lo que los demás hacen o dejan de hacer. Pero también qué feo estar cargando sobre nuestra espalda o peor aún sobre nuestro corazón y nuestra mente todo esto. Además, hay cosas que la gente hace porque así es y no lo están haciendo para molestarnos específicamente. Eso de ser rencorosos y casi casi tener una libreta con todo lo que nos empieza a molestar en la vida tipo “el 14 de abril del 2007 me dijiste que…” no nos deja avanzar tranquilamente y en paz por la vida. Tener que estar cargando con todo el peso de lo que nos vamos guardando, solo nos va frenando.




Es difícil, sí, pero tenemos que ir aprendiendo a perdonar y a dejar ir; a no engancharnos y a elegir qué batallas vale la pena enfrentar y luchar y qué cosas mejor dejar que literalmente se nos resbalen. Qué flojera andar por la vida peleándonos todo el tiempo con todas las personas que nos rodean. Porque es evidente que no todo lo que nos digan nos va a gustar o a parecer, que no siempre las ideas que tenemos van a ser compatibles con las de los demás. Mejor ir con carga ligera que con todo el peso de lo que nos molesta. La gente generalmente no cambia, así que si hay cosas que nos molestan de ciertas personas, tenemos opciones: hablarlo y negociar, pelearnos y empezar una guerra, hacernos medio mensos y dejar que se nos resbale o si de plano nos supera la situación pues alejarnos.




Habrá cosas que sí necesitaran ser enfrentadas a través de una batalla, pero por salud mental no podemos estar en pelea todo el santo día- ahí la cuestión de saber elegir qué sí y que no. Y esto me ha ido quedando claro con el tiempo, ya que mi mamá siempre lo dice “aprende a elegir tus batallas”. Es cuestión de saber qué vale la pena enfrentar porque quizá si haya posibilidad de negociación o de cambio, o con qué cosas de plano saldremos perdiendo y desgastadas, y que irán dejando marcas en la relación.




Me acuerdo perfecto de una mujer que salía en la tele diciendo los horóscopos y que siempre decía que teníamos que ser “como mojarras enjabonadas”- y es que es cierto- si aprendemos a que las cosas se nos resbalen, a no tomarnos todo tan personal, a no estar en un estado constante de alerta listas para la batalla, seguramente seremos más felices y podremos ir mucho más ligeras y tranquilas por la vida y tendremos mejores relaciones (o al menos libres de tanto drama y conflicto). Y se los dice alguien que tiende por lo general a ser rencorosa- pero es que no es nada padre andar cargando con tanta cosa. Mejor aprendamos a enjabonarnos o aceitarnos para dejar resbalar lo que no vale la pena enfrentar o estar cargando.







créditos de imagenes

-taringa.net

-podi.blogspot.com

-diariodeleon.es

-fotolia.com


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