top of page

Quiero estar sola, pero acompañada


Somos egoístas. Queremos todo para nosotros. Queremos nuestra independencia; queremos nuestro tiempo; queremos nuestra rutina; queremos nuestros sueños y metas; queremos nuestras salidas y paseos; queremos nuestro sillón con nuestras películas y series; queremos estar solos porque estamos acostumbrados a ello, pero al mismo tiempo no queremos estar solos del todo. El problema es que no estamos dispuestos a abandonar todo esto que queremos, o a ser flexibles ante ello.



Vivimos súper cómodos, en nuestra zona de confort, llena de nuestras cosas. Nos da la peor flojera del mundo abrirnos a nuevas posibilidades, a cambiar nuestra rutina (aunque sea con un mini cambio), a dejar de hacer nuestras cosas, a dejar entrar a alguien más, a compartir nuestra vida y nuestras cosas con otros.



Somos seres sociales, necesitamos estar con otros y relacionarnos,. Evolutivamente y por naturaleza necesitamos encontrar pareja para reproducir nuestra especie. Pero cada vez, dejamos todo esto de lado, estamos siendo cada vez menos sociales, retrocediendo a la época de las cavernas (aunque ahí eran muy sociales y vivían y viajaban en grupo) pues nos refugiamos en la cueva en la que vivimos, aislándonos del mundo y de la gente, volviéndonos robotsitos rutinarios que salen nada más a trabajar y regresan a casa esclavos de las redes sociales (a stalkear y a actualizar sus perfiles) y a echarse el maratón en Netflix. Porque siendo sinceros, si tenemos todo esto en nuestra cueva ¿cómo para qué salimos de ahí?



Si nos ponemos a reflexionar en torno a esto, de nada nos sirve tener todo lo que necesitamos y queremos (según nosotros) en nuestra cueva, si no tenemos con quién compartirlo. Mostramos una fachada de felicidad y completud al mundo, de “yo estoy perfecta sola” y “no necesito a nadie”, cuando la verdad es que sí sufrimos por estar solos y que sí tenemos vacíos en la vida, pero ya nos acostumbrarnos a andar con una máscara puesta para no mostrar nuestras vulnerabilidades.



Finalmente está en nuestra naturaleza como seres humanos el ser sociales, y pareciera que estamos luchando contra ello. Construimos muros a nuestro alrededor dejando que solo se pueda accesar a lo básico y esencial, pues obvio no hay paso para nada que pueda alterar nuestra calma; no vaya a ser que un día nos tengamos que salir de rutina y perdernos nuestra clase de pilates, o nuestro capítulo diario de “El señor de los Cielos”. Caos total.



La “magia” solo ocurre cuando nos atrevemos a salir de nuestra cueva, de nuestra zona de confort, cuando aceptamos que aunque estamos muy cómodos entre los muros de nuestra cueva, algo falta; que estaríamos mejor si cambiáramos nuestro sillón y nuestra tele, por una cena y buena conversación con alguien.



Es típico que muchas veces según nosotras nos estamos abriendo a conocer y estar con alguien, pero en realidad nos estamos engañando, pues lo único que hacemos es hacerle el favor de invitarlo a que nos “acompañe” a hacer nuestra rutina, pues la verdad no estamos dispuestas a cambiarla. Queremos hacer lo mismo que hacemos solas, pero con alguien al lado. Y hacemos que se chute nuestra serie favorita, aunque a él no le guste o no esté entendiendo nada porque nosotras vamos en la quinta temporada, capítulo 24; que se siente en nuestro sillón, nada más para sentir que hay alguien ahí junto y que el sillón no se vea tan vacío; o para que esté ahí junto mientras checamos nuestro Facebook, Twitter, Instagram, y ahora también Snapchat.



Si está padre no estar solas mientras seguimos haciendo nuestras rutinas diarias, y tener a alguien ahí sin tener que modificar nuestra vida. Pero ese no es el chiste de una relación, finalmente una relación es de dos partes, de dos personas que cada una trae sus modos, sus rutinas, sus mañas, y todo un bagaje, donde la idea es compartir, buscar puntos medios, ser flexibles frente al otro, acomodarse los dos para estar juntos. He ahí lo difícil. Y he ahí lo que buscamos evitar.



Tenemos que dejar de ser tan egoístas y abrirnos al cambio. Finalmente el cambio es lo que nos hace crecer, madurar y ser mejores, evitando estancarnos y quedarnos bien cómodos. Así que permitámonos modificar nuestra rutina, ser flexibles, conocer y que nos conozcan y no nada más por encimita, compartir en serio nuestros días y nuestra vida con alguien más. La vida es sin duda mucho más llevadera cuando la compartimos y nos atrevemos a salir de nuestra cueva y cuando invitamos a otros a entrar. Aprendamos a estar acompañadas de verdad y no a estar solas pero acompañadas.




créditos de imágenes:

-digitaltrends.com

-itacopsicologos.es

-monapart.com

-tumblr.com

-silacabezatediceunacosa.com

-entrenadorfinanciero.es

-lamenteesmaravillosa.com

-sonpareja.com

-es.paperblog.com


Follow Us
  • Twitter Basic Black
  • Facebook Basic Black
Recent Posts

© 2015 Sunday Morning by Charlie created with Wix.com

bottom of page