top of page

Típico que... andamos bien cómodos

La zona de confort es un estado mental en el que permanecemos en un estado pasivo, con una rutina libre de sobresaltos y de incentivos. Estamos en una condición de ansiedad neutral, para así conseguir un nivel de rendimiento en el que no existan riesgos. Es un lugar en el que estamos muy cómodos con nuestra vida, con nuestras aspiraciones cubiertas y sin sentir presiones.




Nuestra zona de confort nos hace sentir seguros. Incluye todo lo que conocemos, esos ambientes de los que nos sentimos parte y en donde estamos totalmente a gusto. Así que ¿Cómo para qué salirnos de nuestra zona de confort si ahí estamos súper cómodos?




El sillón de nuestra sala, nuestra cama, nuestros rumbos, nuestras rutinas. Nuestro trabajo, nuestro jefe que aunque lo odiemos por lo menos ya lo conocemos y medio sabemos manejarlo y soportarlo, nuestra comida favorita, nuestra cafetería o bar favorito. Todo esto puede ser nuestra zona de confort. Es la zona en donde nos sentimos seguros, donde tenemos el control, donde nada se nos escapa y donde conocemos todo. La hemos ido conquistando, hemos ido aprendiendo, y nos hemos también dejado conquistar por ella. Es una zona aburrida, sin cosas nuevas ni interesantes, sin sorpresas, pero también sin riesgos ni preocupaciones.




Vamos construyéndonos alrededor del conformismo, pues nos adaptamos a las circunstancias en las que estamos cómodos. Nos vamos convenciendo que aquí donde estamos, estamos bien, que como en casa no se está en ningún otro lado.


Probablemente pensemos que si estamos tan a gusto en donde estamos, cómo para qué movernos de ahí. Nos vamos conformando. Pero la verdad, es que cuando lo hacemos, y decidimos movernos y salirnos de nuestra comodidad, nos permitimos eliminar nuestras propias barreras, conocer nuevas personas, lugares y vivir nuevas experiencias. Esto nos hará crecer, tendremos nuevas expectativas, podremos aumentar nuestras habilidades y lograr tener una vida mucho más satisfactoria en todos los ámbitos y sentidos.




Tomaremos conciencia de nuestros retos y miedos, pues en cuanto empecemos a salir de nuestra zona de confort, sentiremos estrés frente al cambio, envidia frente a aquellos que ya están donde queremos llegar, ansiedad sobre si lo podremos lograr o no. Intentaremos seguramente poner excusas para no hacerlo y nos autocriticaremos mucho, pero todo esto es parte del camino y del crecimiento que esto implica.


Estamos cómodos en nuestra zona de confort porque ya nos adaptamos a estar ahí, donde nuestros límites no son tocados. Pero cuando ya iniciamos el proceso de salida, empezaremos a ver cómo se van revelando todas nuestras barreras, todo eso que construimos alrededor para ahí quedarnos y no salir. Pero lo primero que tenemos que hacer es reconocer dichas barreras y analizar cómo lograr vencerlas. Debemos aceptar que no somos perfectos, pero con trabajo y esfuerzo podremos alcanzar a llegar hasta donde lo deseemos.




Cuando estamos en nuestra zona de confort nos vamos acostumbrando a que las cosas sean de cierta manera. Y cuando decidimos salir, nos vamos a encontrar con que hay muchas cosas que no vamos a poder controlar como antes. Necesitamos aprender a aceptar las cosas que se nos van presentando, aceptar los cambios.


Cada pequeña acción que llevemos a cabo nos va a ayudar a ampliar nuestro panorama y nuestra perspectiva. Intentemos todos los días realizar alguna acción que no estamos acostumbrados a realizar y que nos vaya ayudando con esta salida y este proceso. Por ejemplo, si solemos ser reservados y solitarios, intentemos tener una plática con alguien nuevo y diferente cada día, algo tan simple como saludarlos por la mañana, pequeños pasitos.




Ya que sabemos que este proceso no es fácil y que muchas veces lograr salir por cuenta propia puede llegar a ser complicado, sobre todo porque muchas veces nosotros solitos nos vamos saboteando. Así que si contamos con apoyo externo, gente que nos motive, ayude y motive, este camino será mucho más fácil. Busquemos apoyo en nuestros amigos y familiares, y si tenemos la posibilidad busquemos también apoyo de algún profesionista como un psicólogo.


Preferimos quedarnos aquí porque afuera hay muchas cosas “malas”, hay peligro, fracaso, miedo e incertidumbre. Pero también podemos encontrar cosas increíbles: oportunidades, aventuras, experiencias. Y entre lo malo y lo bueno, encontramos la zona de aprendizaje.




Decidamos aprender. Pensemos que salir de nuestra zona de confort nos va a ayudar a llevar una vida mucho más rica en emociones, conocimiento y aprendizajes. Que podremos crecer, evolucionar y llegar a ser una mejor versión de nosotros mismos.


Para lograr crecer hay que tener aspiraciones y ambiciones: a tener dinero, a viajar, aspiraciones artísticas, de pertenencia a grupos sociales, aspiraciones religiosas, amorosas, etc. Pero lo importante es recordar que nada en este universo es estático, y si no trabajamos por mejorar y crecer, entonces iremos en sentido contrario. Así que no renunciemos a nuestra iniciativa, no nos quedemos varados en nuestra comodidad y tomemos las riendas de nuestra vida, para gobernarla nosotros y no dejar que nada ni nadie lo haga por nosotros. Si queremos resultados diferentes, no podemos seguir haciendo lo mismo.








créditos de imágenes:

- tarring.net

-es.lovis.report

-blog.fransyasensio

-es.pinterest.com

-montsebordas.com

-lapazseaconnosotros.com

-3cero.com

-rosamontesa.wordpress.com



Follow Us
  • Twitter Basic Black
  • Facebook Basic Black
Recent Posts

© 2015 Sunday Morning by Charlie created with Wix.com

bottom of page